Bitácora de Cinnamon

« Older   Newer »
 
  Share  
.
  1.  
    .
    Avatar

    Advanced Member

    Group
    Administrator
    Posts
    1,420

    Status
    Anonymous

    capítulo 1


    Zou, conocida como una de las islas más curiosas y misteriosas de todo el Grand Line para el mundo, pero para mí es conocida como mi hogar, el lugar que me vio crecer.

    Desde que era pequeña me sentí distinta a los demás Mink. Empezando porque de pequeña me quedé sin padres, siempre vi a los demás muy distantes a mí, a pesar de que fueran agradables conmigo, ya que básicamente es nuestra naturaleza. No sentía la motivación o conexión de querer forjar lazos más duraderos con ninguno de los que me rodeaba, ya que sabía que ninguno de ellos compartía ni mis intereses, mis gustos ni mis pasiones e incluso si se acercaban, jamás lo entenderían.

    Todo esto inicia con mi fascinación por la ciencia, y este interés siempre fue tal que podía percibir a los conocimientos susurrarme en el oído llamándome a interesarme por ellos, a investigar, a leer y unir todo aquello que estaba aprendiendo en un solo gran conocimiento. La medicina y la química terminaron siendo mi mayor pasión: conocer la composición de los cuerpos, la utilidad de cada parte, cómo sacarle más provecho al potencial de los seres vivientes, cómo poder sanar el daño que alguien podía recibir... reconstruir, rearmar algo que parecía a simple vista roto o sin remedio. Uff... si realmente supieran la sensación que recorre mi cuerpo cuando pienso en todo esto quizá recién podrían entender. A lo mejor cualquiera pensaría que qué tiene de malo todo esto, que por qué nadie me entendería... pero mi fascinación no sé quedó solamente en lo teórico, sino que cada vez fui más allá.

    Día a día mi interés por experimentar y poner en práctica todo lo leído aumentaba, pero para ver con mis propios ojos tenía que buscar con quién poder hacerlo, necesitaba seres vivientes a mi merced para así continuar con mis sueños, pero sabía que nadie se iba a interesar en ser un sujeto de pruebas (al menos de manera voluntaria...), por lo que fui recolectando a criaturas que serían fáciles de cazar, como algunos reptiles u otras criaturas que fueran parte de mi alimentación. Nadie sospecharía, ya que a lo mejor pensarían que solo estaba buscando comida, pero no.

    Al principio fue sólo tomar muestras de sangre o de piel para estudiar su genotipo, y luego quise experimentar los efectos de ciertos químicos en su cuerpo. Veía como algunas iguanas y lagartijas se retorcían en sus pequeños terrarios mientras los líquidos actuaban en su interior. Cualquiera pensaría que era una tortura, pero para mí era ver la ciencia en acción. Y así, mientras fue avanzando el tiempo, mi deseo y mi curiosidad fueron mutando. La verdad es que no me asustaba lo que estaba haciendo, ni lo que quería hacer a futuro, pero preferí mantenerlo en secreto por el momento...

    Pero bueno, volviendo un poco al inicio y para tratar de disimular las acciones que otros quizá podrían considerar atroces, trataba de actuar de manera natural cuando convivía con otros mink de mi tribu. Lograba ver día a día sonrisas de alegría en su rostro cuando estaban conmigo, por lo que sabía que mi secreto podía seguir oculto sin problema, aunque a veces venía a mi cabeza la idea de que me iban a descubrir y que quizá iban a terminar despreciándome, pero la idea tampoco era tan terrible. Si me rechazaban y me quedaba sola no iba a ser para nada extraño, ya era parte de mi día a día.

    Sin embargo, en esos momentos en que fingía interactuar con los otros Mink, sentí que hubo una real cercanía con dos de ellos. Uno de ellos era un oso llamado Kokoronouchi: grande, fornido, extremadamente fuerte, simpático y con facilidad para las bromas. Y Omelette, una pequeña rata adorable, pasada de peso, pero con una agilidad y talento tremendos. No me di cuenta de cuando fue el día que empecé a mirarlos con cierta fascinación, por lo que inconscientemente me gustaba pasar tiempo con ellos, compartir, reír. Fue extraño, ya que durante mucho tiempo creí que seguía fingiendo ser parte de una comunidad, pero la verdad es que con el paso de los años, Kokoro y Omelette se transforman en las personas más cercanas a mí, tanto así que se hizo importante compartir nuestros sueños y aficiones. Hablamos del mundo, de lo distinto que todo podía ser fuera de la Isla. Ya estábamos acostumbrados a estar sólo con los nuestros, a compartir en este pequeño espacio que Zunesha tenía en su espalda y que acarreaba constantemente, pero queríamos conocer más, y para afrontar las dificultades del exterior, sabíamos que era de suma relevancia ser fuertes para poder defendernos, por lo que nuestro arduo entrenamiento dio inicio.

    Debo decir que por mucho que tuviéramos la misma ambición de conocer el mundo, me asustaba que Omelette y Kokoro supieran de mis intereses y fascinaciones y prefirieran tomar distancia. Ya eran para mi lo más valioso que tenía, pero sabía que era algo que no les podía ocultar para siempre. Ya habiendo pasado bastante tiempo (años, diría), finalizando uno de nuestros entrenamientos, decidí sentarme con ellos, y les dije que debía contarles algo sumamente importante. "Esto es lo que soy, y no va a cambiar, así como el aprecio que les tengo. Por favor, acompáñenme en este sueño". Me aterroricé. Nunca había compartido esto con nadie, y la verdad que eran las primeras personas a las que siquiera les confiaba algo, y esperaba que se fueran o se alejaran de mí para siempre al decir estas palabras, pero para mi sorpresa, solo recibí sonrisas y un abrazo. "Estamos juntos en nuestros sueños, Cinnamon."

    Creo que sonreí como nunca había sonreído antes. Tal vez si los demás supieran... ¿reaccionarían igual?

    Entre los tres finalmente lo decidimos, para así lograr y apoyarnos en cumplir nuestros deseos: "En los próximos días nos iremos de Zou."


     
    .
0 replies since 29/3/2024, 01:43   6 views
  Share  
.